El primero es gratis, el segundo te lo cobro
Twitter y Meta se suman a las suscripciones mensuales, a cambio de...
-Meta, entonces, ¿cómo hago para tener mi cuenta verificada?
-¡Es muy fácil! Solo tenés que pagarnos USD11,99 por mes, darnos tu DNI y ¡listo! Vos, potencial influencer, estarás protegido contra el hurto de tu cuenta.
-Ajá… ¿y qué más? Digo, ¿voy a poder monetizar mi contenido?
-Te vamos a garantizar un mejor servicio de atención.
-¿Pero me vas a pagar por crear contenido para tu plataforma?
-Y mejor alcance para tus publicaciones.
-¿Y de qué vivo?
-Y muchas cosas más que ahora no te podemos contar.
Meta, la compañía que promete seguir alimentando memes con cada nuevo anuncio, comunicó que ya empezó a probar un nuevo servicio de suscripción en Australia y Nueva Zelanda para que las personas que quieran verificar su cuenta puedan hacerlo por el nada módico precio de USD11,99 por mes.
¿Estamos pagando por seguridad para garantizar que no se suplante nuestra identidad? ¿Acaso eso no debería entrar en el combo de cualquier plataforma? ¿O es que Meta, además, ofrece una serie de servicios excepcionales que prometen hacer valer lo que en Argentina equivale al valor de 6 plataformas de entretenimiento? La respuesta no lxs sorprenderá.
Seguridad y alcance, a bastantes dólares de distancia
Con su nuevo modelo de suscripción, Meta promete "la verificación de la cuenta para protegerte ante el robo de identidad y acceso a mayor visibilidad y soporte". Esto no significa que quienes ya tengan su cuenta verificada tengan que comenzar a pagar, si no que es un modelo pensado para "ayudar a los creadores emergentes a aumentar su audiencia". Además, el tilde azul pago incluye "acceso a una persona real" para el soporte de la cuenta, así como "supervisión proactiva de la cuenta para imitadores que podrían dirigirse a personas con audiencias en línea en crecimiento".
La estrategia de Meta responde a los modelos empresariales clásicos: cobrar una tarifa adicional por un soporte rápido y con todas las funciones. El tema con Meta es que su soporte actual no es ineficiente, es inexistente. Si ponen como un atributo el poder hablar "con una persona real", es porque realmente es imposible solucionar cualquier tipo de problema con su servicio actual (como, por ejemplo, recuperar una cuenta pirateada).
Por supuesto que ofrecer un servicio de atención al cliente no automatizado y gratuito a casi 2 mil millones de personas usuarias es muy difícil, si no imposible (Snapchat, Reddit y Discord, por ejemplo, también proponen acceder a herramientas suplementarias por un pago mensual). Pero el plan de Meta también significa que van a tener muchísimos menos incentivos para mejorar la pésima experiencia de servicio al cliente para las personas que no pagan y que no pueden recuperar el acceso a sus cuentas.
A todo esto, además de asegurarte la resolución de problemas, Meta promete "facilitar el alcance (especialmente a los creadores de contenido) para que puedan enfocarse en construir sus comunidades en Instagram y Facebook". Que una cuenta verificada tenga más alcance no es una novedad; YouTube funciona de la misma manera. Lo que sí es una novedad es que solo te exijan una determinada cantidad de dinero por mes para ganar más alcance.
YouTube, por ejemplo, te pide que tengas por lo menos 100.000 suscriptores para verificar tu cuenta. ¿La cantidad de suscriptores es un indicador de la calidad del contenido? Claro que no, pero sí es un indicador de que existe una considerable cantidad de personas que se interesan de forma legítima por la oferta de ese canal. El tilde de verificación en YouTube, entonces, funciona para avisarnos que ese contenido es considerado de valor para una población equivalente a, por ejemplo, la de Berisso, Buenos Aires.
En Meta, en cambio, la verificación solo nos va a servir para saber si alguien tiene o no USD11,99 por mes y un ID del gobierno. Pero, entonces, ¿la insignia azul no va a tender a devaluarse en cuanto veamos que tenerla no es, en realidad, sinónimo de contenido de calidad? No podemos adivinar el futuro, pero la respuesta es "SÍ".
¿Alguien puede pensar en la ciberseguridad DE VERDAD?
Desde el estallido de la ya cansina pandemia, los cibercrímenes aumentaron de forma exponencial. Es lógico que aquellas personas que delinquen hayan encontrado un interés particular en explotar las plataformas en donde se realizan operaciones de pago y compraventa. Es así que las aplicaciones de Meta (Facebook, Instagram y Whatsapp) son las más utilizadas para realizar fraudes online (solo superadas por Mercado Libre en Argentina).
¿Qué hacer, entonces, cuando el costo para proteger a las personas usuarias de estafas, suplantaciones de identidad, spam y el secuestro de cuentas aumentó tan drásticamente? Pues, derivar el costo a las personas usuarias, obvio. El primer paso lo dio Elon Musk que, después de hacer el peor chiste jamás visto, anunció que Twitter iba a cobrar USD 8 por el servicio de verificación de cuenta (si los los festejos del mundial te dejaron agotadx y recién te despertás hoy, no dejes de leer la maravillosa anécdota por la cual Elon tuvo que poner en pausa su plan).
Y ahora que Meta, como creador absoluto de la dependencia que hoy tenemos a las redes sociales, siendo el líder indiscutido con respecto a la cantidad de personas usuarias activas (cualquiera de sus productos supera de forma independiente a la cantidad de usuarixs que tiene Twitter) siga los pasos de Elon, probablemente hable más del debacle de su modelo de venta publicitaria que de su interés por la ciberseguridad.
El derecho a la privacidad vs Meta
En 2022 bajaron los ingresos publicitarios de Meta por primera vez desde que entró en bolsa en 2012 y en noviembre de ese año despidió a 11.000 empleados (el 13% de su fuerza de trabajo total), lo que significó la mayor reducción de plantilla de la historia de la empresa. Todo esto mientras siguen insistiendo con la inversión en el metaverso, el mundo donde Mark por fin va a poder tomar sus clases de esgrima online.
El apremio económico de Meta se dio, por un lado, como consecuencia de la inflación de los presupuestos de lxs anunciantes y, por otro, por la diversificación de la atención de las personas usuarias en numerosas aplicaciones, la intervención de las autoridades y el interés de Apple por proteger la vida privada de sus clientxs.
La Unión Europea dictaminó en diciembre del año pasado que Meta no podrá utilizar sus condiciones de servicio como justificación para permitir la publicidad basada en la actividad en línea. Después del anuncio pasó eso que suele pasar con este tipo de noticias: las acciones de la empresa tecnológica bajaron casi un 7% en Wall Street.
Por su lado, en 2022 Apple incluyó la posibilidad para que las personas usuarias puedan negarse a compartir datos de su actividad en línea con las distintas aplicaciones. Todo este combo imposibilitó a Meta para seguir recolectando (tantos) datos personales: su principal carta de seducción para vender anuncios a un target específico.
Tranqui, Mark, que el metaverso todavía no está legislado.
Entonces, ¿pagamos o no?
Hoy en día, suscribirse a Meta no tiene ningún sentido (o algún beneficio realmente diferencial, si queremos decirlo más amablemente). Tal vez, el día que dejen de dar vueltas con la posibilidad de que lxs creadorxs de contenido efectivamente puedan monetizar su trabajo, podamos hablar de los beneficios de invertir en una suscripción mensual. Hoy no es ese día.
Pero, ¿quiénes somos nosotrxs, una simple pero exitosísima agencia de creatividad, para criticar el modelo de negocio de una de las empresas más grandes del mundo?
Nadie. Somos solo un par de personas, enfrente de un gigante tecnológico, riéndonos de esto.